Hola Princesas y quizá, algunos Príncipes J
Hoy amanecí enojada, encabronada, harta… así medio perra.
Hay algunas cosas que realmente me preocupan pero la verdad,
hay una que laboralmente me está matando… cometí una falta administrativa y ni sé
cómo abordarlo con mi jefa, me falta valor para decirle que por mi omisión
podemos llevarnos una sanción y me angustia porque eso quizá pondría en riesgo
mi futuro profesional, no lo sé. No es que no me importe, es que tengo miedo de
abrir la boca y decirlo… en fin, cosas que pasan.
Decidí retomar a Ana porque estoy harta de la pinta de mujer/señora
gorda que ahora tengo y que como bien
escribí en mi entrada anterior, me hace lucir ridícula, peor que una caricatura
de mal gusto y muy pero muy mal. Me siento vieja aunque como ya lo hable con mi
terapeuta, la verdad no lo estoy tanto… pero el hecho de estar otra vez 10
kilos arriba y con dos años cerca de los 30, me hace sentir peor.
Ayer nada más y nada menos me puse a stalkear a este niño, a
A. y lo que vi no me gusto. Regresó con su ex… una niña fea y lo más patético
del caso es que si bien ya estaba pensando dejar todo así, ya por la paz dada
la abismal diferencia de edades, complexiones e intereses (por Dios, a mis 28
invitando a salir a un mocoso… puagh!), la verdad es que me dio coraje verlo
con esa niña que si no fuera por los kilos que a mí me sobran, está igual que
yo… O sea, su complexión es ¿robusta? Bueno, se ve ancha, es bajita igual que
yo y… se ve mayor que él aunque sean de la misma edad. En fin, como buena
adulta en proceso de madurez, le di “unfriend” del Face y por un momento me
arrepentí, pero la verdad ya no hay nada que hacer ahí, nunca lo hubo, solo fue
una vaga y débil motivación al inicio, hace dos años cuando quería verme más
joven y delgada para cuando él tuviera la edad adecuada y bueno, heme aquí,
refunfuñando y renegando de todo y por todo.
(Ah, sí, olvidaba que estoy en ayuno desde hace 12 horas y
como que ya me estoy encabronando. O sea, las secretarias están comiendo pan y
desayunando así bien a toda madre y yo, aquí tirando pus y veneno como pendeja…
Digo, igual les iba a rechazar el desayuno pero como dice mi abuelo, “por
educación”, debieron haberme invitado dado el status que yo tengo sobre ellas…
SOY SU JEFA INMEDIATA. Eso la verdad si me encabrona porque quería darme mis
ínfulas de gran señora y que cuando S. me pidiera permiso para salir -porque sí
me avisó-, y me preguntara si yo quería un pan yo pudiera rechazarla pensando
en algún pretexto que he estado orquestando desde anoche para no comer con ellas ni con nadie en la
escuela -al menos la voz de Ana ha vuelto a sonar otra vez en mi cabeza
haciéndome pensar en las excusas que voy a poner para no comer en el
trabajo…porque aquí empezó parte de mi recaída con la comida y con el peso… realmente
QUIERO SER DELGADA!!!).
Ah, y extraño mi cabello largo. O sea, sí lo tengo largo
pero me lo corté mal, no pedí un buen corte y la verdad NO ME GUSTO. Soy una
mala copia de un tomboy, una vergüenza de intento de rocker wannabe por el
look… No me siento a gusto con eso. Extraño mi cabello largo rojo de sirena, parejito, algo seco de las puntas
pero parejo de todos lados. Mi estúpido fleco partido me confiere un look
bastante raro, porque si lo recojo todo da la impresión de que me lo corté todo
y que traigo un corte de hombre. ¿El motivo? Me lo decoloré el verano pasado para
ponerme un mechón azul turquesa (que no quedó como soñaba) y por la misma
decoloración quedó tan maltratado y poroso que al principio se veía bien cuando
regresé al rojo porque destacaba del resto del cabello, pero se secó tan
horrible que la orzuela se veía fatal, se me quebraba desde la mitad del
cabello, era una pesadilla y pedí un corte pero al mostrarme la estilista
cuánto iba a cortar, no lo pensé y dije que sí… fueron más de 10 cms. de la
parte frontal, como de media cabeza para adelante y por eso parezco una mala
imitación de niño L
y lo peor…gordo, gordito, rollizo, ¡¡asqueroso!! Afeminado y con mal gusto,
¿por qué no puedo ser femenina, sensual y sacarle partido a los atributos de mí
que sí me gustan? ¿Será porque aún no soy flaca?
Por eso quiero volver a ser Ana. Sé que la regué durísimo
cuando le conté a algunas personas sobre esto porque en esos momentos me dio un
estúpido arranque de sensatez y les conté a un amigo, a mi prima, a dos
compañeros del trabajo, a mis compañeros del grupo de anónimos donde iba… les
dije sobre Ana y Mia y es cierto, ahí se acabó la magia. Tenía un precioso hilo
rojo junto con mi pulsera de cuentas rojas (que aún conservo) con el cual yo me
sentía amarrada, como sujeta a Ana porque fue el primer hilo que usé cuando
empecé a bajar y en otro arranque de estupidez y “autosuficiencia” lo corté.
Corté mi nexo, mi lazo con Ana, le di la espalda a las bellezas que me estaba
ofreciendo, a lo que me estaba regalando… (en las entradas que borré, recuerdo
cuando me acosté con O. y dije que por estar delgada -63.000- me sentí muy
cabrona, muy perra en la cama, tomando en cuenta que mi peor peso fue de 80 y
el “regular”, donde me estanqué muchos años, fue de 75.000) y eso es algo que
realmente me ha hecho sentir muy mal desde esa vez. Borré mis entradas
anteriores en un intento de obtener algo así como un borrón y cuenta nueva pero
algo de esa fuerza, de todo eso se fue lejos.
Tal vez no estén de acuerdo conmigo, pero me clavé mucho en esa onda de “las princesas
moderadas no tenemos prisa”… No es que yo tuviera prisa, pero abusé de esa
calma, de esa parsimonia y me dediqué a pensar estúpidamente que podía ir tan
lento como yo quisiera y así justificar la pereza que toda la vida me ha acompañado,
porque visto así era una manera de sentir que no había ningún problema y que
podría hacerlo como yo quisiera, es como cuando los malditos gordos indecisos y
mediocres como yo decimos “Ahora sí el lunes empiezo la dieta”, porque nos da
miedo el vacío en el estómago, sentir la debilidad que ofrece el esfuerzo de
cambir y de ser alguien diferente.
¿Saben? Estaba a 3 kilos de mi peso meta, de mi primer meta,
me faltba tan poco y siento que iba por buen camino de la mano de ANA y de MIA.
Pero por ir lento simple y sencillamente recuperé esos malditos kilos que ya
había bajado, en menos de 3 meses. Ya pesaba 61.300 y como dice la tipa de “El
diablo viste a la moda”, estaba a una diarrea de mi peso ideal (bueno, a muchas
todavía porque mido 1.57 y debo pesar como 50 kgs.o menos). Ayer me pesé y el
resultado fue 71.300, qué horror.
(Hago un paréntesis, ya vino S. a invitarme a desayunar, son
las 10:09am y cuando creí que ya estaban desayunando eran 9:25am).
En ese tiempo recuerdo que empecé fallidamente con la dieta
arcoíris misma que soy honesta con ustedes, NUNCA pude hacer. No la hice porque
tenía miedo a reconocer que me da miedo el vacío en el estómago, sentir la
sensación del hambre física, del ayuno, del vacío tan glorioso porque a una
cobarde como a mí siempre le enseñaron los abuelos, los tíos y a veces, los
papás, que “barriga llena, corazón contento” pero la mía en serio que da asco. Es
curioso, porque el sábado venía leyendo un libro donde habla justamente de cómo
es ser un hijo gordo y yo no fui gorda en la infancia, yo me hice gorda desde
la pubertad por escuchar comentarios que yo asociaba que ser grande era un orgullo, o que el que mis tías (más bajitas y
flaquitas que yo) me regalaran su ropa, era algo bueno, yo sentía que debía
llenar esa ropa de mujer adulta, como si me hiciera sentir más, alguien más
importante, por eso me gustaba ponérmela, porque sentía que así era como ellas
y eso era algo “bueno”. A los 11 años, con mi 1.55 pesaba ya 54 kilos y el
ponerme las blusas de mi mamá y que me dijeran grandota pero no por mi estatura,
sino por mi complexión me llenaba de orgullo, me hacía sentir apreciada,
valorada… La puta aceptación de los demás.
Durante mi periodo como “comedora compulsiva”, porque así
fue cuando me “encontré” y supe que tenía un problema que trasciende más allá
de lo físico y lo emocional, fue cuando entendí por primera vez algunas cosas
que quizá una persona normal podría trabajar sanamente y mantener un estilo de
vida saludable. Yo no puedo y no quiero, siempre me ha gustado experimentar en
cabeza propia y me doy cuenta de que me gusta complicarme la exsistencia para
decir que algo vale la pena, porque me gusta llamar la atención, ser el centro
de las miradas, de los comentarios, trascender… pero obviamente, esta
porquería, la gordura ya me rebasó… (Otra vez estoy a poco de llegar al límite…
mi IMC es de 28.9 y ¡¡es horrible!!).
Cuando empecé como Ana, hice muchas cosas: tracklists llenos
de música inspiradora, imágenes de thinspo, compré tallas más pequeñas, tomaba
mis reglamentarios 2 lits. de agua, tomé orlistat, reviso mis diarios de
alimentos de esos días (hace 2 años) y realmente seguía comiendo las mismas
porquerías, pero creo que era tanto mi deseo de bajar de peso por A., de verme
bonita, de chatear con él, de fantasear y pensar puras tonterías, que hice lo
que sentí que tenía que hacer. Thinspo, ayunos, contaba las calorías, diarios
de alimentos… hasta que llegó MIA. Al principio me negaba, pero reconozco que
la primera vez que lo hice fue liberador, todo se fue, una nueva fuerza pero también
una nueva manera de seguir comiendo y darme el atracón confiando en que MIA
vendría a rescatarme… No supe usarla bien y también renuncié a ella
entregándosela a Dios, diciéndole que se la llevara a cambio de algo. Por una
parte estuvo bien porque al poco tiempo de usarla me paso factura… las mejillas
hinchadas aun me daban ese aspecto que siempre odie gracias a los comentarios
nada amables de una tía… “CACHETONA”, “TU CARITA DE PERRITO BULDOG”, TU CARITA
DE POZOLE”, o sea, ¡NO MAMES, WEY!
¿Sabes lo que son esas etiquetas, esos tatuajes al alma?
¡Claro que lo sabes, por eso estás leyendo esto! ¡Por eso están tan adentro de
Ana o asomándote a la puerta a ver qué sale, a ver qué encuentras! Por eso dejé
a MIA, pero no pude, la he estado utilizando aun con este cuerpo gordo, forrado
de grasa, de rollos, de una imagen que no me gusta, que no es la que yo quiero.
Odio el rollo de la aceptación: “Eres bonita”, “Eres guapa”,
“Pinches flacas, ¿quién las quiere? Estás mejor así…” ¡CARAJO! No saben cómo se
siente no poderte poner la ropa que quieres, las limitantes para hacer cosas
que no puedes hacer tan fácilmente. La vergüenza y el asco de ver el cuerpo
desnudo ante el espejo y peor aún, creyéndote que eres la más diva, la más
diosa…Es horrible tener que “aceptar” y resignarse ante eso. ¿Por qué puedo
hacer cosas que los demás creen difíciles o imposibles, pero ESTO, LO DE ANA,
LO DE SER DELGADA, ME HA COSTADO MUCHO TRABAJO Y CUANDO FUE FÁCIL, CUANDO CASI
GRITO “LO LOGRÉ”, no pude continuar?
En fin… aquí voy otra vez y me doy cuenta que todo está en
la mente y es cierto… Llevo unas horas luchando contra un antojo terrible de ir
y tomarme una coca cola zero o una bebida energizante (Red Bull o alguna otra),
pero sé que después de que me la tome me sentiré culpable, me voy a recriminar
por no tener la fuerza de voluntad necesaria para decir que no, me voy a
justificar que mañana ahora sí empiezo bien, que lo necesitaba porque estaba
muy estresada y era lo único que podría calmarme…que merezco un relax… Pura autocomplacencia
y auto sabotaje con la comida.
Creo que es suficiente de esta mierda y bueno, les dejo la
dieta que estoy haciendo que si bien no es un ayuno como tal (esperé más de 15
horas para empezarla), sí me dio grandes resultados cuando la hice la primera
vez. Bajé 2 kilos en una semana y espero que les guste y les sirva tanto como a
mí, se las pongo en otra entrada. Hoy porto orgullosa mi pulsera roja y mi otro
hilito, que si bien es el 3° que me pongo (el 2° se cayó y no hice intento por
amarrarlo otra vez) , me hace sentir cómoda y segura, aunque ahora estoy en fase "Wannabe", por algo se empieza. J
Muchas gracias por todo y me sirvió de desfogue porque la
verdad en la mañana estaba MUY PERO MUY encabronada.
¡¡¡Besitos y gracias!!!
XOXOXOXOXOXO